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Tuesday, March 31, 2020

Sociedades secretas muy peligrosas prometen asesinar a 3,000 millones de personas





Nuestro planeta posee cerca de 7,700 millones de ciudadanos. Para diversas sociedades secretas ese número de personas en el mundo es un cáncer que contamina la Tierra. Han creado un culto a la Tierra por medio de la llamada Nueva Era. No se trata de meros ciudadanos comunes en estos círculos religiosos, se trata de personas muy adineradas con lazos en las altas esferas políticas del mundo. En el Condado de Elbert, Georgia (Estados Unidos) levantaron en 1979 una escultura enorme de 100 toneladas conocida como "Las Piedras Guía de Georgia" o el "Stonehenge estadounidense". Dichas piedras llevan grabadas las inteniciones por las que se rige ese oscuro culto. Un mensaje grabado en diferentes idiomas. En dicho mensaaje se comprometen a hacer que el mundo se reduzca de 8,000 millones hasta alcanzar una meta de 5,000 millones. O sea, 3,000 millones de personas corren peligro gracias a esta cosmovisión. Dice el mensaje:

MANTENER LA HUMANIDAD A MENOS
DE 500,000,000
EN EQUILIBRIO PERPETUO CON LA
NATURALEZA
GUIAR SABIAMENTE A LA REPRODUCCIÓN
MEJORANDO LA CONDICIÓN Y
DIVERSIDAD DE LA HUMANIDAD
UNIR LA HUMANIDAD CON UNA NUEVA
LENGUA VIVIENTE
GOBERNAR LA PASIÓN – LA FE – LA
TRADICIÓN –
Y TODAS LAS COSAS
CON LA RAZÓN TEMPLADA
PROTEGER A LOS PUEBLOS Y NACIONES
CON LEYES IMPARCIALES Y
TRIBUNALES JUSTOS
PERMITIR A TODAS LAS NACIONES QUE
SE GOBIERNEN INTERNAMENTE
RESOLVIENDO LAS DISPUTAS EXTERNAS
EN UN TRIBUNAL MUNDIAL
EVITAR LEYES MEZQUINAS Y
FUNCIONARIOS INÚTILES
BALANCEAR LOS DERECHOS PERSONALES
CON LAS OBLIGACIONES SOCIALES
VALORAR LA VERDAD – LA BELLEZA –
EL AMOR
BUSCANDO LA ARMONÍA CON EL
INFINITO
NO SER UN CÁNCER
EN LA TIERRA –

DEJARLE ESPACIO A LA NATURALEZA –
DEJARLE ESPACIO A LA NATURALEZA

Notemos que estos cultos de ocultismo, estarán dispuestos a usar su influencia y su poder para usar diferentes métodos en el mundo para alcanzar sus metas. Dentro de esta cosmovisión es saludable para la Tierra y está justificado cualquier maniobra que sirva para eliminar del mundo 3,000 millones de seres humanos.

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Thursday, March 26, 2020

Vacunación masiva tendría como fin verdadero la esterilización de los hombres y así reducir la población




Video alega que las intenciones masónicas sobre la sociedad están plasmadas en diversos filmes donde se hacen públicos los planes. Una pandemia creada en la psiquis social por medio de la propaganda para así justificar una vacunación masiva que tendría como fin verdadero la esterilización de los hombres y así reducir la población. 



   








Modificación genética con resultados todavía "desconocido"...


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La Agenda 2030 es una conspiración del Vaticano y la masonería contra la sociedad, incluye sellar a la gente por medio del microchip (Lo que la Biblia llama "La marca de la Bestia")


Un orquestado plan para utilizar la pandemia del coronavirus para así imponer el microchip y esclavizar al ser humano. Vea: Bill Gates will use microchip implants to fight coronavirus




Libros muy interesantes que puedes leer hoy





































Wednesday, March 25, 2020

La Agenda 2030 es una conspiración del Vaticano y la masonería contra la sociedad, incluye sellar a la gente por medio del microchip (Lo que la Biblia llama "La marca de la Bestia")



Según los periódicos van publicando sus noticias, pareciera que esto de la pandemia mundial no es una obra del azar ni de la casualidad. Pareciera que hay un plan muy bien orquestado para obligar al mundo a acatar ciertas medidas de "seguridad" programadas de antemano. Existen muchas interrogantes en torno al verdadero origen de esta pandemia. Parecen apuntar que está la mano negra de los propios gobiernos y su ejército para diseminar un virus, producir un caos y luego proponer la cura y la medicina. Un cierto caos controlado para justificar medidas rigurosas que en realidad vienen a esclavizar a la humanidad. Quieren justificar que marcar la gente como ganado por medio de la tecnología del biochip es lo más correcto. Por medio de los biochip conducirán al mundo hacia un completo control. Ningún ser humano tendrá veradera libertad pues cualquier disidencia contra el sistema puede ser eliminada. Monitoreo via satélite, sumisión a la filosofía de los políticos, una religión universal, y culto al sistema. Nadie que no se someta a dicho control extremo tendrá posibilidad alguna de progresar ni de sobrevivir. Hablan de justicia, equidad e igualdad pero prometen aniquilar a quien no se someta a su sistema. Y debemos notar que para llegar a dichos controles han traicionado al planeta por medio de genocidios, ataques, guerras, pandemias y abusos de toda clase. ¿Se puede esperar justicia alguna de aquellos que para lograr sus objetivos son capaces de asesinar? Para justificar medidas de control social como lo es el microchip, orquestaron el coronavirus y crearon un caos. Qué cosa no harán cuando la humanidad completa esté encadenada a ellos por medio de su sistema. Es por eso que la Biblia prohibe de forma contundente el que los hombres se dejen sellar o marcar por medio de esta tecnología. Más que un avance, la Biblia lo describe como una MARCA DE PROPIEDAD. El sistema masónico que controla los gobiernos le sirve abiertamente a Lucifer (Bafomet) y para ellos este sellar de la humanidad es poner el nombre de Lucifer como cosa sagrada sobre cada persona. La Biblia asegura que NO EXISTE modo de redención alguna para aquellos que se dejen implantar la MARCA DE LA BESTIA, o sea, la marca o microchip que el sistema masónico luciferino político quiere implantar en el mundo por medio de la Agenda 2030. No pierda la vida eterna dejándose poner la marca de propiedad del enemigo. Huya del sistema. Es mejor perder la vida y ser propiedad de Dios que vivir en esta tierra y ser propiedad de Lucifer. No a la dictadura del Nuevo Orden Mundial. 

"Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y RECIBE LA MARCA en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba LA MARCA de su nombre." (Apocalipsis 14: 9-11)



   




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Masonería de Grado 33 posiblemente controlando los medios de comunicación y el escenario mundial relacionado al coronavirus

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Título: El resurgir de la esvástica

 Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la fotografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público, sin la autorización escrita de los titulares del copyright y bajo las leyes y sanciones establecidas del Estado.

 Copyright © 2008


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Dedicatoria


Dedico este libro a todos aquellos que aman la verdad. Presento este libro como homenaje a aquellos que han escapado y escaparán de las garras de Roma. A aquellos ex – sacerdotes que por defender la verdad han sido atropellados, atacados, perseguidos y calumniados. Dedico este libro a aquellos creyentes verdaderos que han sufrido la persecución, la murmuración, la conspiración y la muerte infligida por los enemigos del evangelio. Dedico este libro como homenaje póstumo al ex – jesuita Alberto Rivera.


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Capítulo 1

El pordiosero

                               

Ciudad de Nueva York

Año 1985

4:00 p.m.

 

En aquella calurosa tarde del mes de mayo, en el viejo apartamento en New York se escuchaba el alto volumen del televisor. Christopher Borazzo, el joven profesor de antropología enseñaba en la universidad y tenía la costumbre de llegar de su trabajo y antes que nada encendía el aparato para escuchar las noticias mientras se preparaba algo ligero de comer para ocuparse en sus planes de trabajo. La carne al vapor estaba casi lista y el olor se desplazaba por todo el apartamento mientras la noticia se dejaba oír:

          “D.A.R.P.A., la agencia del Pentágono responsable por el desarrollo de nueva tecnología militar está subsidiando un adelantado microchip injertable en humanos. Esta maravillosa tecnología puede ser de gran adelanto social en especial para las personas incapacitadas que han perdido funciones corporales. Según el profesor Warwick, uno de los pioneros en experimentar esta tecnología, asegura que por medio de la colocación de colecciones de micro electrodos múltiples, por sus siglas MMEA, que hacen posible la conexión del cerebro o el sistema nervioso central a una computadora o chip de implante que por medio de satélite está unido a una computadora central se pueden recuperar capacidades perdidas como el movimiento de piernas, brazos, y la capacidad de devolverle a las personas la capacidad de sentir emociones y ejercitar sentimientos. Warwick aseguró que esto es posible gracias a Máquina de Interfase cerebral o un complicado programa o software que intercambiaría, reconocería y controlaría impulsos eléctricos del cuerpo humano responsables de las funciones básicas del ser humano o las más complejas como las mismas emociones. El profesor aseguró que estas tecnologías pudieran estar disponibles mucho más rápido de lo que se espera ya que usarían las mismas antenas de teléfono y sistemas inalámbricos que ya existen en todas las ciudades para el beneficio de los que posean los implantes en sus cuerpos. De esta manera se lograría la conexión microchip-antena-satélite-computadora central mundial para favorecer a los humanos. Sin duda alguna que el futuro es muy prometedor y más ahora que se suma a todo esto los adelantos de la nanotecnología y la creación de máquinas a tamaños diminutos...”. –seguía la noticia.

Christopher por un momento perdió el olfato de su comida quedando impactado por la interesante noticia.

–¡Auch! –dijo Christopher corriendo hacia su pequeño horno que casi le quema la comida por dejar de prestarle atención.

–Un poco más y pierdo mi cena. –dijo Christopher hablando graciosamente con su felino. – Eh, debes estar hambriento tu también, ¿verdad? Mangual.

Mangual su querida mascota bengala era su fiel compañero y oidor. No le abandonaba ni en sus caminatas de tarde cuando Christopher salía al parque a ejercitarse.

Christopher era de cuerpo atlético y apariencia esbelta. Su cuerpo reflejaba casi cuatro décadas de una vida dura, pero de superación. Era de origen puertorriqueño, pero había emigrado a New York luego de graduarse de antropología cediendo ante una tentadora oferta de una prestigiosa universidad. Borazzo siempre se distinguió por ser un gran estudioso e investigador de todos los temas contemporáneos. Huérfano de padre y madre a causa de una terrible enfermedad que afectó a sus progenitores, creció solo en casa de unos abuelos que le cuidaron hasta su partida. En la ciudad de New York y frente a la opresión social que implicaba una ciudad llena de gente que camina de aquí para allá casi tropezándose unos con otros en sus afanes y negocios, Christopher se encontraba solo. A pesar de que amó a sus abuelos nunca siguió los consejos que ellos le daban que lo animaban a buscar la compañía de Dios, antes que llegaran tiempos difíciles y de soledad. Todavía le resonaban en su cabeza las gastadas palabras que su abuelo le repetía a menudo: “un hombre no estará completamente solo si tiene a Jesús en su corazón”. Sin embargo, Borazzo no frecuentaba regularmente la iglesia ya que se sumergía en el mar de literatura y de información que su profesión le demandaba. Se dedicaba más a estudiar e investigar. Le resultaban incomprensibles las palabras de los pastores de iglesias que constantemente predicaban sobre un inminente regreso de Jesucristo el Mesías de Israel. Borazzo pensaba que los pastores eran unos estúpidos al predicar sobre el regreso de un hombre de entre los muertos. No sólo no creía en la resurrección, sino que se negaba a creer que existiera tal “Mesías resucitado” ni mucho menos una “segunda venida”. A menudo, jóvenes de iglesias constantemente invitaban a Borazo a asistir a los servicios de culto a Dios, pero él prefería no ser identificado con los grupos de jóvenes creyentes. Le preocupaba que sus estudiantes le identificaran como cristiano y procuraba no ser asociado con ellos. Como si fuera poco, Christopher poseía varios compañeros de trabajo que pertenecían al Opus Dei. De esta manera Borazo se fue creando la idea generalizada que todos los grupos eran similares en sus prácticas de “lavado de cerebro”. Christopher había llegado a la conclusión de que la gran mayoría de las sectas eran dañinas. Según sus conclusiones se trataba de la aceptación de un discurso con el cual la gente tendía a identificarse y refugiarse por necesidades personales y luego terminaban venerando símbolos o imágenes por los cuales les infundían admiración ocasionando identidad de grupo y esclavitud en sus seguidores. Para él, el hecho de refugiarse en religiones y orbes integristas era cosa de débiles, faltos de identidad, y de baja autoestima. Así anduvo muchos años inmerso casi todo el tiempo en estudios seculares e investigaciones. Christopher prefería mantenerse en su soledad y privacidad en el apartamento, sin embargo, de vez en cuando hacía excepciones y salía a conversar con vecinos y conocidos en el gran parque de la ciudad.

El insistente timbre del teléfono le obligó a masticar rápidamente la comida y atender la llamada.

–¿Qué estás haciendo? –dijo una voz femenina.

–¿Y ese milagro? –contestó Borrazo al reconocer la voz de su amiga Heda

–Eso es para que veas que no me olvido de mis amigos. –dijo Heda de manera simpática como tratando de provocar en Christopher alegría.

–Dime, ¿qué estás haciendo? –preguntó Christopher.

–Nada, sólo que iba a salir al parque en mi bicicleta y te llamó para ver si deseas acompañarme. –dijo Heda de manera dulce.

–¿Ahora? –preguntó Borrazo.

–Bueno, si Mangual te lo permite y nos acompaña a mí y a Perla. –dijo Heda refiriéndose a sus mascotas.

Sin perder mucho tiempo, Christopher se preparó y se encontró con su amiga. De vez en cuando ambos solían pasear a sus mascotas al aire libre muy bien protegidas en sus portaequipajes adheridas al manillar. En aquella tarde de primavera eran muchas las personas que pensaron igual que ellos. La acera estaba muy transitada por aquellos que salían a ejercitarse y a compartir en la cosmopolita ciudad. Heda llamaba mucho la atención de los muchachos del parque que admiraban su belleza sin igual. Su cuerpo esbelto, su cabello lacio rubio, así como sus llamativos ojos azules eran solo complementos de hermosos atributos que eran de admirar por el sexo opuesto, y a la vez la envidia de muchas jovencitas. Heda se encontraba entre los jóvenes que apenas cumplían los veinticinco abriles. Christopher, aunque se sentía atraído por ella, nunca le confesaba su admiración, sino que la guardaba en su corazón como a un amor platónico.

Heda y Christopher se habían detenido a conversar en la grama no sin antes darle algo de libertad a sus dos felinos para que jugaran en el pasto donde cruzaban de un lado a otro rozando sus colas entre sus pies. Perla llamaba mucho la atención, era una hermosa gata siamés, que llevaba tres años junto a ella.

–¡Qué bien la estas pasando! ¡Ah, nena! –dijo Christopher dirigiéndose a Perla al verla revolcarse en el suelo.

Pasadas unas horas, el parque se llenaba cada vez más de deportistas y gente recreándose.

–Qué bonito es venir al parque y ver la ciudad. –dijo Heda fijándose en la gente muy ocupada y divertida en sus deportes, pasatiempos, y tertulias en el inmenso parque.

Eran muchos los que a su vista disfrutaban de deliciosos helados, otros iban y venían en sus acostumbrados aerobismos por las aceras. De la misma forma otros salían solo a platicar y a pasarla bien junto con amigos.

–Ah, si no fuera por la democracia que reina en nuestro país, este paraíso que tenemos aquí no fuera una realidad. –dijo Christopher con tono de satisfacción.

–Oye, oye. Los republicanos también somos buenos. –dijo Heda dándole un codazo a manera de juego.

–Tenemos que darle gracias a Dios que vivimos en América, la tierra de la libertad y de la felicidad donde todo el mundo encuentra la realidad de sus sueños. –dijo Christopher mirando aquel atardecer.

–Bueno, por lo menos estamos con más sosiego y tranquilidad que en otros países que están bajo las guerrillas. –dijo Heda.

–Ni lo menciones. Sabes que por mi profesión conozco bastante de esos países donde reinan las guerrillas y las partidas armadas que dominan territorio y aniquilan, torturan y violan los derechos de mucha gente, como por ejemplo algunas regiones en Colombia o Birmania. –dijo Christopher.

–Es muy lamentable que así sea. ¿Cómo puede existir gente tan ciega que no conozcan la libertad y solo les importe las armas, el poder, y el control sobre los demás? –cuestionaba Heda

–Yo, lo único que sé, es que esto es América. Ya la época de los tiros y balazos pasaron en nuestro territorio. Por lo menos llevamos la ofensiva y el liderato sobre otras naciones. Este es el momento cuando el poderío americano está dándose a respetar. –dijo Christopher.

–¿Crees que nos toque a nosotros? –preguntó Heda.

–¿Nos toque qué? –indagó Christopher.

–La otra cara de la moneda. Que en vez de ser nosotros los que llevan la ofensiva, seamos las víctimas de los que hacen la guerra. –contestó Heda.

–Mira, nuestra nación posee demasiada influencia mundial como para que eso pase. Somos los que llevan la delantera en tecnología, progreso, adelantos y toda clase de ciencias. ¿Crees que esto nos coloca en desventaja frente a los demás? –comentó Christopher.

La conversación fue interrumpida por el timbre del celular de Heda.

–Christopher, perdona que me tenga que ir. Es que mis padres me están apurando ya que desean que los acompañe a la iglesia evangélica esta noche. ¿Quieres venir con nosotros? Es muy cerca de este lugar. –le invitó Heda.

–Gracias, pero no. Tengo que terminar unos trabajos que tengo pendientes. Será en otra ocasión. –contestó Christopher recogiendo a Perla y colocándola en la bicicleta de su amiga.

Heda, se despidió y se fue corriendo en su bicicleta despidiéndose de su amigo.

Christopher se quedó un rato más en la sombra de unos arbustos contemplando el panorama. Pasaron cerca de cuarenta y cinco minutos cuando se dirigió a un kiosco a comprar una botella de agua para saciar su sed. Al pretender montarse en su bicicleta se le acercó un pordiosero de la calle que portaba ropas sucias y maltratadas. El hombre vivía de limosnas de la gente. Christopher lo notó rápidamente cuando olfateó el mal olor que el hombre expelía.

–Señor, ¿me regala cinco centavos? –le preguntó el pordiosero.

–No tengo. –contestó Christopher rápidamente queriéndose desligar del barbudo viejo.

Christopher quiso montarse tan pronto pudo en su bicicleta, luego de ajustar bien a Mangual en su lugar. Luego de haber pedaleado dos o tres minutos se detuvo a beber de su botella de agua. No había descansado bien cuando volvió a escuchar la voz del anciano.

–Señor... –dijo el pordiosero cuando fue interrumpido bruscamente por Christopher.

–¿Me estás persiguiendo? –preguntó Christopher con expresión de molestia en su rostro–. Ya le dije que no tengo. –le dijo de muy mal humor.

Cuando Christopher se volteó para reprender al insistente pordiosero al cual ni siquiera había querido mirar a la cara, fue su mayor sorpresa. Esa cara le parecía conocida. Por un momento dudó.

–«¡No puede ser!». –dijo Christopher para si−. ¿Us-ted? –gagueó– ¿Qué hace en esas circunstancias? –dijo incrédulo y a la vez muy confundido.

Christopher quiso alejarse apurándose a montarse en su bicicleta e irse. Pero al darle la espalda.

–¡Christopher! –le llamó el hombre.

Christopher se detuvo, pero con un rostro tan pálido como la misma acera del parque.

–Entonces, ¿es usted? –reaccionó.

Las dudas que tenía Christopher eran ciertas. Se trataba de un viejo profesor que le había dado conferencias de religión en Puerto Rico en décadas antes, ya que el Vaticano le otorgaba pases temporales para ir a diferentes lugares a dar charlas. Su nombre era Mathew. Nunca se casó y siempre se había interesado por los hábitos religiosos entregándose a la vida sacerdotal. Pero ¿qué hacía este hombre en situación tan deplorable? Jamás se imaginó que aquel sacerdote estuviera ahora en aspecto de total negación y abandono. ¿Qué le habrá sucedido? ¿Cómo llegó a la miseria? Era toda una estampida de dudas y preguntas que hacían que el rostro de Christopher se mostrara con gran asombro y preocupación por la condición de aquel hombre.

–¿Cómo es posible? –preguntó Christopher con esfuerzo por el nudo en su garganta.

–Sí, soy yo. –contestó Mathew entristecido

–No, no es posible que un conocido mío se encuentre en tal condición. Eso no puede ser. –dijo Christopher compadeciéndose de Mathew quien bajó su mirada como denotando vergüenza.

–No puedo creer que te encuentres en esta gran ciudad y mucho menos en estas condiciones. –dijo Christopher como reprochándole–. Esto no lo permitiré, no dejaré que usted esté pasando necesidad y mucho menos de vagabundo en la calle. –le dijo con una expresión pragmática−. Ven conmigo, te llevaré a mi apartamento. Allí te podrás mudar esa vieja ropa y te asearás por completo.

–Amigo, por tu protección no me lleves a tu apartamento. –rehusó el anciano negándose a ir.

–¿Protección? ¿De quién? No me digas que tienes sentido de persecución. –dijo Christopher muy incrédulo e insistiendo para que su amigo accediera.

Mathew accedió a la insistente invitación de Christopher. Mientras ambos caminaban rumbo al apartamento eran muchos los que se extrañaban que el solitario y amargado profesor ahora parecía estarse compadeciendo de los pobres y necesitados. 

Aquel anciano aparentaba mucha más edad en el aspecto de abandono en cual se encontraba. Aquella sucia barba y el pelo largo y revolcado hablaban por si solo de un descuido personal por largo tiempo y sin contar los harapos viejos que traía, los cuales lo hacían ser despreciable a los demás.

Con ayuda, aquel hombre de aspecto despreciable pasó de mendigo a un estado más digno. Aquella muestra de misericordia provocó que de las sombras un hombre saliera nuevamente a la luz.


Prólogo 

Los Hechos 

Capítulo 1 El pordiosero 

Capítulo 2 Misteriosa huida

Capítulo 3 La carta secreta 

Capítulo 4 Advertencia de una catástrofe 

Capítulo 5 La autoridad del dragón 

Capítulo 6 El arrebatamiento

Capítulo 7 La marca

Capítulo 8 Señales y prodigios 

Capítulo 9 Siete años 

Capítulo 10 Monstruos de aluminio 

Capítulo 11 Un nuevo día

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