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Entre los documentos desclasificados en los últimos años por el Buró Federal de Investigaciones (FBI ) pueden encontrarse muchas cartas como esta:
[Mutilado]
20 de diciembre 1971
Honorable J. Edgar Hoover
Director del Buró Federal de Investigaciones
[….]
Estimado Sr. Hoover
[….] Ciudadanos norteamericanos patriotas bien informados saben que el Consejo en Relaciones Exteriores con sus mil cuatrocientos miembros de la élite es el gobierno invisible de los Estados Unidos. Este ha controlado la política exterior hacia la izquierda durante las últimas diez administraciones nacionales. A través de fundaciones exentas de impuestos, tienen la libertad de apoyar la subversión en los Estados Unidos y otras partes del mundo.
[….] Es mi humilde opinión de que una investigación completa por el FBI del Consejo de Relaciones Exteriores romperá la columna vertebral de la conspiración comunista en los Estados Unidos.
[….]
Sinceramente,
[Mutilado] 1
Otra carta de abril de 1961 manifestaba:[….] ¿Está el Congreso informado sobre el hecho de que [mutilado], etc., etc., son miembros del CFR? ¿Por qué no se le ha dado publicidad al CFR? ¿Han investigado ustedes el CFR? 2
En otra, se puede leer: [….] Según varias publicaciones, el tal "Consejo en Relaciones Exteriores" supuestamente es la organización número uno del "Frente Rojo" en Estados Unidos. ¿Podría aclararme esto?3
Muchas cartas tienen un tono más acalorado como esta de 1963:
[….] Creo que se debe hacer una investigación a fondo del "Consejo en Relaciones Exteriores". Si yo sé de su corrupción, ustedes seguramente también. 4
Y, esta otra de septiembre de 1964:[….] he estado leyendo acerca de una agencia del gobierno conocida como el Consejo de Relaciones Exteriores y tengo una gran confusión sobre el propósito real de esta organización. Mientras que muchos funcionarios importantes del gobierno están vinculados con esta agencia, parece que sus metas son contrarias a las libertades básicas sobre las que se fundó este país.5
Invariablemente, el FBI respondía este tipo de cartas con el mismo cliché:"Nunca hemos investigado el Consejo en Relaciones Exteriores de Nueva York, y nuestros archivos no contienen información identificable como peyorativa al respecto. El mismo se formó en 1922 y se autodescribe como una organización no comercial y apolítica, que estudia las relaciones exteriores con un espíritu imparcial y académico...."6
En realidad, el CFR, en apariencia, no se diferencia demasiado del resto de las organizaciones no gubernamentales denominadas como "tanques pensantes".El objetivo de los llamados "tanques pensantes" es la investigación de determinados aspectos de la vida social para ofrecerle consejos principalmente a las distintas ramas y poderes del gobierno en apoyo a las funciones de los mismos. 7Sólo en EE.UU., existen más de 200 instituciones consideradas como "tanques pensantes". 8El problema consiste en que el CFR constituye el "tanque pensante" más importante de América y, posiblemente, del mundo. Su membresía cuenta con el grupo de las 4,500 personalidades corporativas, gubernamentales, políticas y académicas más influyentes de la nación.9
Para ciertos sectores del público, lo más preocupante del CFR es el secretismo con que funciona y su indudable influencia sobre el gobierno.
Muchos creen que los miembros del CFR constituyen un club elitista que actúa por encima y desde fuera del marco de las leyes y la constitución, fungiendo en realidad como el gobierno oligárquico invisible de la nación. 10Otros, incluso, consideran el CFR como el gobierno secreto de un "Nuevo Orden Mundial", cualquier cosa que ello pudiera ser. 11Entre los críticos y opositores al Consejo en Relaciones Exteriores se hallan principalmente aquellos sectores políticos y sociales considerados como "aislacionistas" por sus opositores, dada su actitud respecto a la política exterior de Estados Unidos. 12
Los llamados "aislacionistas" ven en el CFR el centro pensante de los grupos y poderes que propugnan una política exterior internacionalista e intervencionista.
Muchos de los llamados aislacionistas coinciden con las tendencias de izquierda más radicales (paradójicamente siendo substancialmente opuestos a estas) en considerar al CFR como el "cerebro" del "imperialismo" americano.
La oposición entre aislacionismo e internacionalismo ha sido uno de los pivotes esenciales sobre los que ha girado las confrontaciones políticas en la historia de los EE.UU.
Los llamados "aislacionistas" más intransigentes ponen esta tendencia política en los propios orígenes de la fundación de los Estados Unidos como nación. Estos afirman que la llegada del Mayflower a las costas americanas ya traía la semilla del desentendimiento de las persecuciones religiosas y las guerras monárquicas europeas.13Por su parte, padres fundadores como Tomas Paine, George Washington, Thomas Jefferson y James Monroe defendieron la doctrina de extender al máximo las relaciones comerciales con los países extranjeros pero reducir al mínimo las conexiones políticas con los mismos. 13
Sólo en casos extremos, cuando han ocurridos evidentes ataques contra la vida de sus conciudadanos, es que los llamados aislacionistas han accedido a que el gobierno intervenga fuera de sus fronteras.
Por ejemplo, en 1848, la defensa y masacre del Álamo fueron el detonante de la guerra con México que incorporó a Texas y grandes extensiones del territorio mexicano a la Unión.
En 1898, la extraña explosión del acorazado Maine en la bahía de La Habana y la muerte de cientos de sus tripulantes provocaron la guerra hispanoamericana que despojó al imperio español de sus última posesiones de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas. 14
En 1915, torpedos alemanes llevaron al fondo del mar a 133 norteamericanos junto con otros casi 1200 tripulantes de los vapores Lusitania y Arabic. 15
Estos incidentes, bien condimentados por la prensa, sacó a los llamados aislacionistas de sus casillas, quienes exigieron al presidente Wilson a abandonar de su política de neutralidad e intervenir en la 1ª Guerra Mundial.
Sólo incidentes como, por ejemplo, el ataque japonés a Pearl Harbor -que impulsó la entrada de EE.UU. en la 2ª Guerra Mundial-, los sucesos del golfo de Tonkin -que motivaron la guerra de Vietnam-, y el ataque a las Torres Gemelas de New York han logrado que el tradicional espíritu antiintervencionista de la mayoría del pueblo norteamericano accediera a que su gobierno se inmiscuya en asuntos de política exterior.
El sentimiento antiinternacionalista ha motivado a gran parte de los americanos a rechazar la participación de su gobierno no sólo en los asuntos y guerras de otros países, sino en organizaciones internacionales como la ONU, la OEA, el Banco Mundial, el FMI y todo lo que tenga que ver con política foránea. 16Muchos aislacionistas de extrema derecha coinciden con sus odiados enemigos de la extrema izquierda en que todos o la mayoría de los incidentes que han arrastrados a los EE.UU. a intervenir en conflictos extranjeros han sido provocados por conspiraciones de los "mercaderes de la muerte", principalmente los banqueros y comerciantes de armas, cuyos intereses se oponen a los del pueblo norteamericano.17
Teorías conspirativas aparte, precisamente, han sido los intereses bancarios y financieros los principales promotores de la intervención del gobierno norteamericano en la política internacional.
De más está decir que la banca es un gran organismo supranacional.
La banca vive por y para el mercado mundial. Las grandes transacciones comerciales y monetarias internacionales son su principal alimento.
Cada acontecimiento económico, social o político de importancia se refleja en las transacciones bancarias nacionales e internacionales. Es por ello que la banca siempre haya tratado de influir no sólo sobre la economía sino, sobre todo, en la política tanto nacional como internacional en el sentido de sus intereses.
En general, la banca ha tratado de influir sobre la economía y la política de las distintas naciones a través de sus bancos centrales.
Al igual que el aislacionismo ha sido la tendencia predominante en Norteamérica en relación a la política exterior, con respecto a la política económica, ha predominado la oposición a la creación de un banco central en Norteamérica, como vimos en el artículo anterior. 18Como vimos, la banca internacional -encabezada por la casa de los Rothschild- se había esforzado por establecer un banco central EE.UU. para controlar su economía y el gobierno, tal como habían hecho con las más importantes potencias europeas. Ello se tradujo en más de un siglo de pugnas políticas que hasta desembocaron en guerras internacionales. 18Los grandes magnates norteamericanos -tal como describimos en el artículo anterior- aprovecharon o/y coadyuvaron con las grandes crisis financieras de 1883, 1893 y 1907 no sólo para expandir y fortalecer sus imperios empresariales sino para convencer a la opinión pública norteamericana de la necesidad de la creación de un nuevo banco central norteamericano para evitar o paliar dichas las crisis.18En 1910, como también vimos, dado el espíritu favorable del momento, los Morgan, los Rockefeller y los Rothschild enviaron sus representantes a la isla de Jekyll para, en absoluto secreto, redactar el proyecto de ley de la Reserva Federal, violando los procedimientos legislativos de la nación.18De igual forma, instruyeron a sus agentes en el gobierno, como el pretendido "coronel" Edward Mandell House -el asesor más que personal del presidente Woodrow Wilson- para que convenciera a este a firmar la ley de la Reserva Federal durante las vacaciones de navidad del Congreso de 1913, acto inconstitucional del que pronto se arrepentirá hasta el propio presidente Wilson.18La persistencia del dominio de la banca sobre la Reserva Federal y el gobierno fue demostrada por el informe congresional de 197619 que reconocía amargamente que "…el sistema de la Reserva Federal está dominado por un universo muy reducido de instituciones privadas…" y que "…los directores de la Reserva Federal son evidentemente representantes de un pequeño grupo élite que domina la mayor parte de la vida económica de esta nación."20Sin embargo, a pesar de todas las más que justificadas críticas y acusaciones, la creación de la Reserva Federal significó, también, la instauración un nuevo tipo de economía potenciadamente más dinámica y flexible que todo lo conocido con anterioridad, basada en la deuda y el crédito, y en una moneda más flexible.21Las mismas se expandirán al resto de mundo con los acuerdos de Brenton Woods, a finales de la 2ª Guerra Mundial. En dicha reunión, se concretó el liderazgo económico y político global de EE.UU. al establecer el dólar como medio universal de intercambio y reserva, así como los bonos de la deuda gubernamental norteamericana como principal instrumento de reserva bancaria y nacional. 22
En fin, a pesar de todas las críticas y sus efectos negativos, el tipo de economía dictada por la élite que controla la Reserva Federal ha sido el motor impulsor principal del liderazgo económico, tecnológico, político y cultural de EE.UU.
No se puede dudar, pues, que el conocimiento y el control de las relaciones y la política internacionales sea uno de los objetivos centrales de la élite bancaria internacional.
Por ello, no es de extrañar que los mismos grupos financieros que propugnaron la creación de la Reserva Federal tuvieran la necesidad de organizar un equipo de expertos que investigara las condiciones y las coyunturas políticas internacionales para diseñar las políticas y estrategias correspondientes con los intereses globales de la élite financiera internacional.
Así, es posible afirmar que la fundación del Consejo en Relaciones Exteriores es consecuencia necesaria de la creación de la Fed.
A finales de la Primera Guerra Mundial, entre banqueros, empresarios y abogados surgieron grandes preocupaciones en torno al espíritu aislacionista que se había apropiado de los EE.UU. y sobre los efectos de la contienda y los tratados de paz sobre los negocio de la posguerra.
Así, en junio de 1918, se creó un club de un centenar de destacadas personalidades de la banca, la industria, el comercio y las finanzas, junto con muchos abogados de Nueva York, aglutinados todos en torno a Elihu Root.23
A dicho club se le bautizó con el nombre de Consejo en Relaciones Exteriores.
El CFR originario nació con el objetivo de organizar banquetes para tratar los problemas más acuciantes de las finanzas y la política, y hacer contacto con distinguidos visitantes extranjeros en condiciones adecuadas para propiciar las futuras relaciones comerciales.23Sin embargo, a medida de que el cielo posbélico se fue aclarando para los negocios, el interés de los comensales por asistir a los banquetes fue declinando hasta el punto en que, hacia abril de 1919, el Consejo en Relaciones Exteriores cayó en estado latente.23
No obstante, al terminar la guerra, había otra agrupación muy interesada en revivir el Consejo en Relaciones Exteriores.
A principios de 1918, nuestro viejo conocido, el "coronel" House, había creado un grupo de trabajo de especialistas que debía informar al presidente Wilson sobre las opciones para el mundo que nacería tras la derrota del Kaiser y la Alemania imperial. Al equipo creado por House se le dio en llamar "La Indagación" ("The Inquiry").23"La Indagación" agrupaba de alrededor de 150 profesores universitarios, alumnos graduados, abogados, economistas, escritores y otros. 24En las postrimerías de la primera guerra mundial, Wilson y House viajarán rumbo a Europa con parte de "La indagación" para asegurar la presencia de EE.UU. en las conversaciones de paz.23
Durante la sesión plenaria en el Salón de los Espejos del palacio de Versalles, los académicos de "la indagación" ayudaron a dibujar las fronteras de la Europa central para la primera postguerra del siglo XX. 23
En mayo de 1919, al calor de las conversaciones de paz, los miembros de "la Indagación" junto a diplomáticos norteamericanos de alto nivel se reunieron con homólogos británicos en el Hotel Majestic de París para discutir su colaboración posbélica. En esta reunión se propuso la creación de un Instituto Angloamericano de Asuntos internacionales con filiales en Londres y New York.23
Uno de los objetivos de dicho instituto era la formación de La Liga de Naciones como centro internacional donde los gobiernos dirimieran disputas y colaboraran a un clima de estabilidad y paz mundial.
Pero, la concepción del presidente Wilson sobre La Liga de Naciones era algo distinta a la que corría por los salones y pasillos de Versalles.
Wilson, hipnotizado por las ideas del "coronel" House, concebía la Liga de Naciones como el antecedente necesario de un futuro gobierno mundial que borrara las fronteras entre los países, promoviera el libre comercio, el desarrollo y la paz mundiales.25
Pero, algunos veían con gran sospecha las "enseñanzas" internacionalistas de House.
El problema consistía en que House actuaba inspirado por una ferviente admiración hacia el marxismo y el socialismo fabiano. Semejante fascinación se expresaba francamente en su novela "Phillip Dru: Administrator", en el cual House intentó describir "el socialismo tal como lo soñaba Marx".26En julio de 1920, los diplomáticos y académicos británicos cumplieron su parte y fundaron el Instituto Real de Asuntos Internacionales en una elegante mansión denominada como la casa Chatham, como se ha dado en conocer el Instituto.27Pero, al otro lado del Atlántico, los integrantes de "la Indagación" se tropezaron a su regreso con un clima donde había renacido con redoblada fuerza el aislacionismo y una gran hostilidad hacia toda idea relativa a la Liga de Naciones y otras de corte internacionalista nacidas alrededor de las conversaciones de París. 23
Sin embargo, aún encontraron una tabla de salvación.
Algunos integrantes de la "Indagación" se acercaron a los banqueros y abogados del casi agonizante Consejo en Relaciones Exteriores para ofrecerle sus conocimientos y sus contactos internacionales -de lo que carecían estos- a cambio del financiamiento del que tanto necesitaban.
Así, que, después de zanjar ciertas cuestiones de ego, intereses y concepciones, el 3 de febrero de 1921, los veteranos de "La Indagación" se reunieron con los antiguos comensales del Consejo con el fin de hallar un terreno común para la creación de la futura organización. Esta se fundó finalmente en julio de ese año bajo el nombre Consejo en Relaciones Exteriores, con el cual, evidentemente, los académicos de "La indagación", quisieron congraciarse con sus benefactores.23
Si revisamos la lista de los fundadores del nuevo Consejo en Relaciones Exteriores, no quedan dudas sobre la orientación del naciente "tanque pensante" y su relación con los promotores de la Reserva Federal y la élite financiera, sobre todo con J.P. Morgan, Rockefeller y los Rothschild.
En primera fila, tropezamos, claro está, con el omnipresente "coronel" Edward Mandell House, gran afecto de los Morgan y los Rockefeller.
El primer presidente del CFR sería Elihu Root, inspirador del CFR original y abogado personal de J.P. Morgan. Root, por demás, era exsecretario de la guerra del presidente McKinley, ex secretario de Estado del presidente Theodor Roosevelt y premio Nobel de la Paz por su labor a favor de la Liga de Naciones.23Entre otros asociados de J.P. Morgan, encontramos a uno de los principales socios, Henry Pomeroy Davison (quien representó a Morgan en la famosa reunión de la isla de Jekyll donde se redactó el proyecto de ley de la FED), y a Benjamin Strong que, por demás, fue presidente del banco de la Reserva Federal de Nueva York.28
También, en la fundación del CFR estará presente una amplia representación de los intereses de los Rockefeller como, por ejemplo, Raymond Blaine Fosdick (uno de los creadores de la Liga de Naciones, presidente de la Fundación Rockefeller y mentor personal de John D. Rockefeller Jr 29 y Whitney H. Shepardson, director de la Junta General de Educación de John D. Rockefeller, vicepresidente de la International Railways de Centro América -el brazo transportista de la United Fruit Company- y director de la Carnegie Corporation.
También, se hallaban los antiguos integrantes de "La indagación", los hermanos John Foster y Allen Dulles. El primero era el todopoderoso abogado de la familia Rockefeller que será el secretario de Estado del presidente Truman. El segundo era director del banco Rockefeller-Schroeder Bank, quien llegará a ser el director fundador de la Agencia Central de Inteligencia. 30Estaban, además, el presidente del National City Bank, Frank A. Vanderlip, y Harold Pratt, director de la Standard Oil Co., ambos de los Rockefeller. 28Tres representantes de la Khun-Lobe & Co. de los Rothschild fueron asimismo fundadores del CFR: Paul D. Cravath, abogado de la firma, Otto H. Kahn y Paul M. Warburg. Este último había participado en la reunión de la isla de Jekyll como representante de la casa de los Rothschild y fue miembro de la Junta de directores del banco de la Reserva Federal de Nueva York. 28
Con sólo estos nombres entre los cientos de participantes en la inauguración del CFR no debe quedar duda de la influencia de los intereses de la banca internacional y de su relación estrecha con la creación de la Reserva Federal.
La influencia del CFR como "tanque pensante" no tendrá gran peso hasta que, en 1927, su financiamiento provenga de la Fundación Rockefeller, convirtiéndose prácticamente en el brazo ideológico de esta familia. No en balde, el CFR establecerá su sede en la Casa Harold Pratt de New York, un palacete adquirido por la familia Rockefeller de uno de los antiguos presidentes del monopolio familiar, la Standard Oil, y uno de los "padres fundadores" del Consejo.31Poco después del inicio de la Segunda Guerra Mundial, en septiembre de 1939, el Consejo de Relaciones Exteriores le ofrecerá sus servicios al Departamento de Estado y este aceptará que aquel haga investigaciones y recomendaciones sin asignación formal o responsabilidad. 32En consecuencia, el CFR creará varios grupos de trabajo, financiados por la Fundación Rockefeller a través de becas.32En febrero de 1941, el Departamento de Estado creará la División de Investigaciones Especiales y, en muy poco tiempo, la misma estará dominada por miembros del Consejo de Relaciones Exteriores.32Durante 1942, el Departamento de Estado creó el Comité Asesor de Política Exterior de la Posguerra en el que se diseñará el mapa del mundo que surgiría después de finalizada la guerra. Este estará integrado por varios miembros del Consejo de Relaciones Exteriores, como el Secretario de Estado Cordell Hull, el subsecretario de Estado Sumner Welles, Dr. Leo Pasvolsky, Hamilton Fish Armstrong, Isaiah Bowman, Benjamin V. Cohen, Norman H. Davis y James T. Shotwell.32
Por otra parte, otros miembros del CFR irán adquiriendo puestos en otras divisiones del Departamento de Estado como Philip E. Mosely, Walter E. Sharp, y Kirk Grayson, entre otros.
El momento culminante del Consejo llegó en San Francisco en 1945. Entonces, más de 40 miembros de la delegación de los Estados Unidos a la reunión donde se firmará la Carta de las Naciones Unidas eran miembros del CFR. Entre ellos, Alger Hiss, Secretario de Estado, Edward R. Stettinius, Leo Pasvolsky, John Foster Dulles, John J. McCloy, Julius C. Holmes, Nelson A. Rockefeller, Adlai Stevenson, Joseph E. Johnson, Ralph J. Bunche, Clark M. Eichelberger, y Thomas K. Finletter.32Para 1945, el Consejo de Relaciones Exteriores, diversas fundaciones y otras organizaciones entrelazadas con el mismo habrán tomado prácticamente las principales posiciones en el Departamento de Estado de EE.UU.32
Por demás, al revisar la lista de miembros del CFR desde su fundación hasta nuestros días, es sorprendente ver que al mismo no sólo ha pertenecido lo más conspicuo de la élite bancaria, corporativa y académica americana sino los más importantes funcionarios gubernamentales y políticos de a nación.
Desde la década de los 30, la gran mayoría de los presidentes, vicepresidentes y secretarios de Estado americanos han sido miembros del CFR. 33De igual forma, los más influyentes senadores, congresistas y gobernadores estatales, diplomáticos, funcionarios, asesores, etc. del gobierno norteamericano (incluyendo la mayoría de los funcionarios y directivos de la Reserva Federal) son o han sido miembros del CFR. 34
Ello demuestra la estrechísima relación entre el CFR, la banca y la Reserva Federal, y su inmensa ascendencia sobre el gobierno norteamericano.
Cualquiera diría que lo lógico fuera que la influencia de la banca y sus organizaciones sobre el gobierno norteamericano tuviera una franca tendencia de derecha, conservadora, procapitalista y proamericana, sobre todo, anticomunista. Pero, paradójicamente, parece ser todo lo contrario.
Al leer las cartas con que abrimos este artículo y otras que constan en los archivos del FFBI vemos que los críticos y opositores al Consejo en Relaciones Exteriores acusan a este de ser el principal centro de infiltración comunista y de enemigos de EE.UU.
Muchas de las publicaciones, actividades y relaciones del CFR parecen corroborar semejantes acusaciones.
Por ejemplo, en el editorial de la publicación inaugural de Foreign Affairs -el órgano informativo del CFR-en septiembre de 1922, el flamante presidente del Consejo, Elihu Root, escribió un panegírico contra el aislacionismo y a favor del internacionalismo. Tal escrito entusiasmó tanto al ideólogo bolchevique Karl Radek que se lo entregó a su jefe, Vladimir Ilich Lenin. Este hizo anotaciones marginales al editorial de Root y Radek le devolvió el número de Foreign Affairs al CFR como cortesía. Las anotaciones de Lenin vieron la luz años más tarde nada menos que en un ensayo de John Foster Dulles.35En la década de los 40, algunos miembros del CFR, con gran influencia en la Administración de Roosevelt y Truman fueron identificados como comunistas y hasta como espías soviéticos. Entre estos, se hallaban, por ejemplo, Alger Hiss y Currie Lauchlin y Owen Lattimore.32
Ello motivó al senador Joseph McCarthy, entre muchos otros hechos, a iniciar su campaña contra la penetración comunista del Departamento de Estado.
En 1950, McCarthy hizo graves acusaciones al Departamento de Estado -dominado a la sazón por miembros del CFR- al decir:
"El departamento de Estado está infestado de comunistas. Tengo una lista de 205 nombres -que le hemos hecho saber al Secretario de Estado- de miembros del partido comunista quienes, sin embargo, siguen trabajando y configuración de la política del Departamento de Estado. 36
Desde su fundación, prominentes representantes del comunismo y el antiamericanismo han sido agasajados en la sede del CFR como huéspedes de honor. Recordemos las palabras del líder indiscutible del Consejo en Relaciones Exteriores, el internacionalismo y la élite bancaria internacional, David Rockefeller.
"Durante más de un siglo, extremistas ideológicos en ambos polos del espectro político han aprovechado incidentes bien divulgados -como mi encuentro con Castro- para atacar a la familia Rockefeller debido a la excesiva influencia que dicen que la misma ejerce sobre las instituciones políticas y económicas estadounidenses.37
Dicha acusación se refiere al encuentro ocurrido en la casa Harold Pratt de New York, -el estado mayor del Council on Foreig Relations o CFR- en celebración del 50 aniversario de la ONU en 1995.38 En esta ocasión, en vez de las más altas figuras de la democracia mundial, fueron agasajados los representantes de los movimientos terroristas y gobiernos totalitarios más antinorteamericanos como, entre otros, Yasser Arafat, Jiang Zemin y Fidel Castro. A Castro, en especial, como ya vimos, Rockefeller lo distinguió con una invitación a su casa familiar del condado de Westchester. Aquí, lo presentó a la élite social de Manhattan, representantes del jet-set, la intelligentsia y el poder financiero y político norteamericano. Sin embargo, esta no será la primera ni la última vez que Rockefeller honre al dictador cubano.38
Ello no será nuevo ni accidental.
Los representantes más destacados del CFR, como veremos, han acostumbrado a tener relaciones bastante estrechas con cabecillas de gobiernos y movimientos extremistas e incluso antiamericanos. Entre todos esos personajes, Fidel Castro ha sido el que ha tenido la más larga y profunda relación con el Council on Foreign Relations y, sobre todo, con David Rockefeller, el principal líder del mismo y de la élite bancaria internacional.38
Precisamente, esta serie de artículos trata, tal como veremos más adelante, sobre el papel que ha jugado Fidel Castro -desde el inicio mismo de su carrera política- en la estrategia global diseñada por el Consejo de Relaciones Exteriores y en defensa de los intereses específicos del clan de los Rockefeller.
Fuente: Lahabanaschool (punto) blogspot (punto) com
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