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Título: Satanistas en el Vaticano
Fuente: hispanidad (punto) com/Cartas-director/satanistas-en-el-vaticano-20100303-134554
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Fecha: 3/3/2010
Sr. Director:
En los días pasados ha habido cierta polémica en algunas páginas de Internet en torno a las declaraciones del exorcista italiano Gabriele Amorth, que al presentar sus memorias señaló que en el Vaticano hay ministros de la Iglesia pertenecientes a grupos satánicos.
De
hecho, el blog que la RIES tiene en el portal de información religiosa
InfoCatólica registró el mayor número de visitas y de comentarios el pasado 1
de marzo al publicar esta noticia. La reproducimos a continuación, seguida de
un artículo crítico.
Las
acusaciones: satanistas en el Vaticano.
Por
su interés, reproducimos el artículo publicado por el diario La Razón, y
firmado por Mar Velasco, donde el exorcista italiano Gabriele Amorth asegura
que «hay muchos obispos y sacerdotes que no creen en el demonio» y otras
declaraciones ya conocidas que suelen hacer los exorcistas sobre su ministerio.
Pero lo que más llama la atención es la afirmación de la presencia de miembros
de grupos satánicos en el Vaticano.
El
sacerdote italiano Gabriele Amorth, uno de los exorcistas más respetados del
mundo, no se muerde la lengua: «Tenemos muchísimos sacerdotes y obispos que ya
no creen en Satanás», asegura.
A
sus 85 años acaba de publicar sus memorias, en las que alerta contra la
presencia de su mayor enemigo fuera y dentro de la Iglesia. Así lo corrobora en
una reciente entrevista al diario italiano Il Foglio: «Muchos prelados no creen
en el demonio e incluso llegan a decir en público que el infierno y el demonio
no existen. ¡Y sin embargo, Jesús, en el Evangelio, habla de ello
abundantemente, por lo cual cabría preguntarse si no han leído el Evangelio o
no creen en él en absoluto!», sostiene.
A la
pregunta de si hay miembros de sectas satánicas en el Vaticano, responde sin
vacilar: «Sí, los hay. Sacerdotes, monseñores y también cardenales. Lo sé por
personas que lo han conocido directamente. Y además es una cosa “confesada” en
otras ocasiones por el mismo demonio, bajo obediencia, durante los exorcismos»,
explica. Asegura que el Papa está al tanto de todo: «¡Claro que lo sabe! Pero
hace lo que puede. Es algo sobrecogedor. Tenga presente que Benedicto XVI es un
Papa alemán, viene de una nación decididamente contraria a todas estas cosas.
En Alemania, de hecho, prácticamente no hay exorcistas –¡hay naciones enteras
sin exorcistas!–, y sin embargo el Papa cree en ello: he tenido ocasión de
hablar con él en tres ocasiones, cuando todavía era prefecto de la Congregación
para la doctrina de la Fe.
Nos
recibió como asociación de exorcistas, hizo un gran discurso, animándonos y
elogiando nuestro apostolado. Ha hablado de esto explícitamente y en público en
varias ocasiones. Y no olvidemos que del diablo y de exorcismos habló muchísimo
también Juan Pablo II», recuerda. «Pablo VI levantó un velo de silencio y
censura cuando dijo aquello de que “el humo de Satanás ha entrado en la
Iglesia”, pero no tuvo consecuencias prácticas. Y creo que es necesario dar la
señal de alarma», afirma.
El
Padre Amorth recibe en su estudio a centenares de personas al año. De éstas,
«sólo unas pocas están verdaderamente poseídas. La mayoría tiene simplemente
graves problemas psiquiátricos. Pero hay poseídos», dice. Se presentan para ser
liberados. Lo hacen espontáneamente, aunque la «presencia» que posee su cuerpo
hace todo lo posible para que los exorcismos no surtan efecto. La mayor parte
de la gente queda poseída después de haber participado en misas negras o ritos
satánicos.
«Don
Amorth» tiene un método para reconocer si una persona está verdaderamente
poseída: el agua bendita. «Una vez preparé para una mujer una mesa con dos
vasos, uno con agua común y otro con agua bendita. Cuando bebió el agua
bendita, pasó de niña atemorizada a persona encolerizada. Con un timbre de voz
grave, como si un hombre hablara dentro de ella, me dijo: “¡Te crees muy listo,
cura!”. Comencé la oración de exorcismo y sólo una hora después, cumplido el
rito, sucedió la liberación en la iglesia».
La
batalla del padre Amorth se libra en dos frentes: contra su habitual enemigo y
contra el silencio o la incredulidad de la Iglesia: «El Código de Derecho
Canónico dice que los exorcistas deberían ser elegidos entre la flor y nata del
clero», explica. «Y sin embargo, no es así. A menudo, los mejores sacerdotes
son destinados a ser obispos o a otros cargos. Y los exorcistas que hay tienen
poca experiencia, cuando debería ser al revés», se lamenta, mientras recuerda
su formación al lado del padre Amantini, exorcista durante más de 40 años en
Roma: «A él le debo todo lo que soy», afirma.
Respuesta
de un experto español.
Por
su parte, el sacerdote José Antonio Fortea, natural de la Diócesis de Alcalá y
experto en estas cuestiones, escribió en su blog un artículo más ponderado como
respuesta a la información anterior, y que reproducimos a continuación. Como es
propio en él, termina con un comentario informal.
En
mi viaje por Bogotá con gran sorpresa he leído en un periódico italiano las
declaraciones del padre Amorth respecto a algunos cardenales. Creo que es un
deber de justicia decir algunas cosas en defensa del Colegio Cardenalicio y del
Vaticano en general.
Ojalá
que todos los cardenales y todos los obispos del mundo fueran verdaderamente
santos, hombres henchidos del Espíritu Santo que pasaran cada día horas ante el
Santísimo Sacramento, vivieran de la Sagrada Escritura y cuyas virtudes fueran
una luz que iluminara a todos los fieles. Evidentemente, ahora como en todos
los tiempos, hay prelados más espirituales y otros más terrenales, unos más
virtuosos y otros más humanos. Pero de ahí a afirmar que algunos cardenales son
miembros de sectas satánicas hay un trecho inaceptable.
A
los que hemos orado por posesos durante años de forma cotidiana, se nos acercan
innumerables personas que afirman tener visiones, revelaciones y mensajes de
Nuestro Señor. Un cierto número de ellos nos ofrecen mensajes apocalípticos y
revelaciones acerca de la infiltración del satanismo y la masonería entre la
cúpula de la Iglesia. No hace falta decir que la única postura aceptable para
nosotros es suspender juicio ante dones cuyo discernimiento requiere de mucho
tiempo, a veces meses para cada uno de los casos.
La
segunda fuente por la que se puede llegar a creer que en la cúpula de la
Iglesia pulula el Mal en sus peores formas, son las cosas que nos dicen los
demonios en los exorcismos. No hace falta decir que saber cuándo un demonio
dice o no la verdad es en muchos casos imposible. Podemos saber con mucha
seguridad cuándo un demonio dice la verdad en la materia directamente
relacionada con el exorcismo. Es decir, número de demonios, nombre de ellos y
cosas similares. Pero no podemos tener seguridad en lo relativo a noticias
concretas relativas a personas.
El
padre Amorth no tiene otras fuentes de conocimiento que las dos que acabo de
citar, a sus mismas palabras me remito para esta afirmación. Mensajes similares
a través de esas fuentes es algo sabido por mí así como por otros muchos
colegas desde hace muchos años. Entre los exorcistas, algunos han llegado a
conclusiones similares a las del padre Amorth. Otros, no.
Nuestro
Colegio Cardenalicio si lo comparamos con siglos pasados es el más edificante y
virtuoso que ha conocido la Historia. Habría que retrotraerse a la época del
Imperio Romano para encontrar un cuerpo de electores tan alejados de toda
pretensión terrenal como el actual. Los cardenales serán mejores o peores, pero
todos tienen recta intención y buscan la gloria de Dios.
Las afirmaciones hay que probarlas, sobre
todo cuando se trata de acusaciones tan graves que afectan a la honorabilidad
de aquellos que forman parte de la Cabeza de la Iglesia en cuanto que ayudan al
Supremo Pastor. Aunque ahora que lo pienso sí que hay un purpurado que me miró
de un modo un poco torvo un día que pasaba por la Piazza Navona, y su nariz era
aguileña como la de algunas ilustraciones decimonónicas.
Fuente: hispanidad (punto) com/Cartas-director/satanistas-en-el-vaticano-20100303-134554
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