El escritor Abel Basti afirma en El gran jefe nazi, murió en Argentina
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"La tesis es que el dictador alemán Adolf Hitler llegó a Argentina, en un convoy de submarinos que arribó en la Patagonia en 1945, huyendo del final del Tercer Reich"
Fecha de esta noticia: 27 de junio de 2010
«Hitler se cortó el pelo al ras, se quitó el bigote y huyó a España»
En el libro «El exilio de Hitler» se dice que pasó con Eva Braun por Barcelona
El suicidio, en el búnker de Berlín y con los rusos a las puertas, fue "una gran farsa montada por los nazis". El genocida Adolf Hitler, junto a Eva Braun y su mesnada criminal, escapó. Llegó a Barcelona en las últimas horas del día 26 o primeras del 27 de abril de 1945. Y desde España, en un convoy de submarinos enfiló hacía Argentina, arribando a la Patagonia antes del verano de 1945. Es lo que sostiene el argentino Abel Basti, en el libro 'El exilio de Hitler'. Basti explica que comenzó a trabajar sobre este asunto cuando estalló el caso del capitán de las SS Erich Priebke, quien fue apresado cuando lo estaba entrevistando en su casa. El nazi estuvo meses detenido en su vivienda y finalmente fue extraditado a Italia. En 'El exilio de Hitler' sostiene que el dictador alemán "no murió junto a Eva Braun en el búnker de Berlín, sino que el Führer huyó a Argentina haciendo parada en su exilio en Barcelona, donde permaneció oculto, y en Vigo, donde embarcó en submarino que le llevó hacia la Patagonia. Aporta un documento secreto alemán donde -sipuestamente- Hitler aparece como uno de los pasajeros evacuados en un avión de Austria a la Ciudad Condal el 26 de abril de 1945. Afirma que el suicidio de Hitler, junto a su amante, Eva Braun, el 30 de abril de 1945 en un búnker construido en el edificio de la Cancillería en Berlín, fue "una gran farsa montada por los nazis".
"El gran secreto de la huida del dictador fue la llegada de un doble de Hitler al búnker el 22 de abril de 1945, cuando el verdadero dictador voló hacia el aeropuerto austriaco de Hörsching con ocho personas, entre ellas Eva Braun".
Esta versión coincide con la que ofreció a la CIA Heinrich Müller, jefe de la Gestapo.
Basti insiste en que su obra incluye además un documento de los servicios secretos británicos que revela que un convoy de submarinos nazis partió días más tarde desde España, y tras una escala técnica en las Islas Canarias, continuó su periplo hacia el sur argentino.
"En uno de estos submarinos viajaba Adolf Hitler junto a Eva Braun, que gozaron con el amparo del presidente de facto de Argentina, Edelmiro Farrell, y de su ministro de Guerra, Juan Domingo Perón".
-¿Hay testigos que vieron al nazi en España?, le pregunta Antonio Astorga en ABC.
Y Basti responde:
-Sí, y dieron cuenta de su presencia, como un militar de la División Azul, pero otros muchos -por temor- no quieren que aparezcan sus nombres. Un testigo importante es un nonagenario jesuita, quien se recluyó en un monasterio, y que dispone de mucha información de su presencia en España.
-Usted aporta un documento secreto alemán donde Hitler aparece como uno de los pasajeros evacuados en un avión de Austria a Barcelona ese 26 o primeras horas del 27 de abril de 1945.
-Fue una comunicación oficial secreta con copias al piloto Werner Baumbach, que emigró a Argentina y trajo consigo su copia. Baumbach, junto a otros conocidos pilotos nazis, trabajó para el proyecto aeronáutico de Perón.
-¿Qué hizo Hitler para que no le reconocieran?
-Hitler se cortó el pelo, al ras, casi pelado. Y se afeitó el bigote. Con esto fue suficiente como para pasar desapercibido; además, claro está, no se movía abiertamente en público. El corte de su bigote dejó al descubierto una cicatriz que tenía sobre el labio superior, que no era conocido por la gente común.
-¿Es falsa la versión del Tercer Reich de que el dictador se suicidó, junto a su amante Eva Braun, el 30 de abril de 1945 en un búnker en Berlín?
-Nunca hubo pruebas de esa muerte. No hay pericias criminalísticas que demuestren el suicido. El Estado alemán dio por muerto a Hitler casi once años después, en 1956, por presunción de fallecimiento. O sea que, legalmente, para Alemania, Hitler estaba vivo después de 1945. No sólo vivo, sino que además no era un hombre condenado por la justicia; no había orden de captura, ni proceso judicial en su contra. Mientras Hitler se encontraba en España, en el búnker se representaba una gran farsa, cuyo actor principal fue uno de los dobles de Hitler. Durante las últimas horas, el doble fue drogado y preparado para que representara el acto final.
-¿Piensa que el suicidio fue un «salvoconducto», mera excusa, para que Hitler pudiese huir?
-La fuga de Hitler estaba prevista en un gran plan de evasión -de hombres, capital y tecnología- preparado por los nazis. Ese plan, en 1945, tuvo luz verde de los norteamericanos, merced a un pacto secreto militar. Los miles de nazis que se pudieron fugar hacia Occidente -de los cuales unos 300.000 llegaron a Estados Unidos- fueron «reciclados» para luchar contra el comunismo. Hitler se transformó en un dinosaurio vivo, protegido y refugiado.
-En «El exilio de Hitler» incluye usted el documento de los servicios secretos británicos que revela que Hitler huyó en submarino a Argentina, con escala técnica en las Islas Canarias.
-Y dice que, antes de que el convoy de submarinos partiera de España, la Armada norteamericana retiró todas sus unidades navales del Atlántico Sur. También indica que los submarinos nazis «intercambiaron mensajes» con la flota norteamericana. Los mensajes los interceptaron los ingleses.
-¿Cómo se arrastró el gusano nazi en Argentina?
-Hitler, que llegó a Argentina con 56 años, vivió como un prófugo. Con identidad falsa y tratando de pasar lo más desapercibido posible. En los primeros años vivió en una estancia cercana a Bariloche, luego en otras partes del país, ya que cambió de residencia en más de una oportunidad. Siempre lo acompañaron dos guardaespaldas, a veces tres. Su actividad política se limitó a algunas reuniones con viejos camaradas y con algunos militares argentinos. Hitler murió en Argentina en los años sesenta; Eva Braun -más joven que él- le sobrevivió.
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